sábado, 30 de junio de 2018

CVIII y CIX


CVIII

Estaciones de autobús

Llego pronto a la estación,
es fea, es desangelada,
me dice con todas sus
paradas abiertas,
¡Vete de aquí,
vuelve sólo cuando te
vayas a ir!
Arrastro la maleta
hasta la plaza de …
cerca está la Caja de Música.
En todos los bancos da el Sol
y yo me siento en uno,
en que una mujer, aparentemente,
escucha algo
en sus auriculares.
Me siento y la saludo.
Yo acabo de llegar,
me familiarizo con lo que
me rodea,
vicio de depredador.
Después hago fotos
al monumento en que
se festeja
la victoria de los portugueses
sobre los franceses.
Que viendo cómo van
las cosas en la O.N.U.,
en la U.E. y
en T.O.D.O.,
mejor perder que ganar.
Finjo que soy un diletante
y me pregunto si
podríamos tener una aventura,
esa mujer y yo,
esa mujer que escucha algo
en los auriculares.
Ella debería ver
que estoy de paso,
que no se comprometería a nada.
Igual está esperando
que sea yo el que
de el primer paso
de qué.
Pero, ¿Y los auriculares?
Podía darme a entender algo.
Pasado un tiempo prudencial
se ve que pierde la paciencia,
se ha cansado de darme
una oportunidad, supongo,
esto es machista, lo sé,
y se va.
Se va andando,
como enfadada,
como reprochando algo.
Estoy por ir detrás de ella
y decirle,
¿Cómo iba yo a saber?
Pero no me iba a entender,
no sé si porque es portuguesa
y no habla como un hombre,
o porque es mujer
y no habla español.
La cosa es que se va,
me parece que enfadada,
y la verdad es
que razón tiene,
y la verdad es
que podíamos haber arreglado
algo.
Algo como lo que escuchaba
en los auriculares.
¿De qué ciudad estoy hablando?


CIX



Patrias

Yo no puedo
escribir versos patrióticos,
ni cantar himnos
u ondear banderas,
porque mi patria bulle
por todo el planeta,
se inventa himnos
a cada momento
y cada primavera
estrena banderas.
Tengo que acercarme
al hombre,
a su sonsonete
y mirar su vestimenta,
para ver hilachas
de patria
allá donde voy.
Yo no puedo
escribir versos patrióticos
 pues me engolfo en los detalles.