miércoles, 9 de diciembre de 2020

CXLV

 

CXLV

Tu propio camino


Sin grandes resultados,
viendo casas y casas,
palacios y chabolas,
escuchando consejos,
hay que comenzar la casa
por los cimientos,
aguantando críticas,
es que no se puede empezar
una casa
por el tejado,
mientras, oliendo
lo que las casas despedían,
esas tragedias
que además de ser tragedias
eran cotidianas,
que es lo peor
que le puede pasar a una tragedia,
que termina disolviéndose en lo de siempre.
Al fin, decidí lo que haría.
Empezar mi casa por las ventanas
y las puertas.
Alrededor de la libertad,
de la nada y de la luz,
ahí anclaría mi casa.
Curándome de reproches,
estás tirando la casa por la ventana,
obviando malos presagios,
casa con dos puertas mala es de guardar,
poco a poco fui construyendo mi vida.
Acabada, vino la curiosidad,
tenés que enseñarla,
vos no podés ser tan remirado.
Tan universal era el deseo
que me alimentaba.
No es necesario, mi casa
Es todo.
Lo de ahí es donde duermo y sueño.
Basta.

domingo, 13 de septiembre de 2020

CLXIV

 

CXLIV


Placebo

Tú y yo no somos aquí importantes.
Ellos no obedecen.
No pueden detenerse.
Lo que hacían era la danza de la muerte

Anne Sexton


Mi padre,
cuando me doctoré,
me regaló un par de zapatos viejos,
que digo viejos,
no eran ya ni zapatos,
la punta enhiesta en
un último estertor,
los talones agotados,
los cordones deshilachados
y el color adulterado
por la desidia, el uso
y los impuesto del tiempo.
Me dijo
-Viene de lejos,
alguien empezó y después
tatarabuelos, bisabuelos, abuelos,
padres e hijos, todos cómplices.
Me miró,
-Así que…
-Me has comprado zapatos
desde siempre,
tengo el armario lleno
de ellos,
y puedo comprarme más.
¿Qué quieres que haga
con este par?
Trabaja, sé honesto,
ten hijos, date una vida
y para felicitarles por algo
bueno,
que merezca la pena,
entrégaselos.
No hay otra forma de deshacerse de ellos.
No puedo decirte más,
no tengo más explicación.
Me los dieron,
te los doy.
Punto.

lunes, 6 de julio de 2020

CXLIII



CXLIII



Vieja

Te puedo leer el futuro
con resultado incierto,
pero con datos reales.
No te morirás hasta
que la niña insatisfecha
que llevas dentro diga
¡ya!
Ella te mantiene con vida,
ella recaudadora tenaz
de las deudas del pasado
no cerrará el libro
de los haberes y los deberes
hasta que la cuenta
esté saldada.
Por eso tienes
ese andar juvenil,
por eso a tus ojos
asoma esa picardía,
por eso también
aparece de vez en cuando
la adolescente, estás contra todo,
la mujer plena que fuiste, que con tanta pasión folla,
de la mano de esa niña,
la fuerza y el motor
de tu ancianidad.
Así que el secreto está bien claro,
no dejes que esa niña
algún día
se sienta satisfecha.
Escóndele siempre algo.

martes, 28 de abril de 2020

CXLII


CXLII

Ciencia


Tengo guardadas en algún lugar
de mi mente,
el olor de un cine de
Trespaderne, 1968,
cine de domingo por la tarde,
allí vi que la muerte tenía un precio,
que en la vida había sonrisas
y lágrimas,
allí sellé un pacto de sangre
con los pieles rojas,
siempre apache, nunca casaca azul.
Ese olor.
El olor de la intimidad del
cuarto de baño,
donde aprendí a darme placer
y a sospechar
que todas las mujeres del mundo
eran otro mundo,
y que mi madre era
una extraterrestre.
Mi padre entraba y salía.
Yo, cada poco,
me enganchaba a esos olores,
y para mí, ahora,
son tan sólidos como
un ladrillo barnizado, redondeado por el Ebro.
Si la ciencia pudiera decirme
dónde los tengo guardados,
esos olores,
los sacaría de las estanterías
y puedo garantizaros
que no volveríais a verme.

miércoles, 25 de marzo de 2020

CXLI


CXLI

Una condena mayor


Yo no soy una mala persona.
Pero entre una mala persona y yo
no hay diferencia.
A simple vista somos iguales
porque realmente somos iguales.
Por eso he pensado en
Blair, Aznar y Bush,
en lo que nos parecemos
y en su reunión en las Azores,
una isla bronca, en un océano
siempre amenazante,
en un planeta atrapado alrededor
del Sol, todo misterio
y fuerza desatada.
Hace frio, llueve y pienso en esos pájaros
que viven a la intemperie.
Ellos dicen sí a la pregunta
¿Hay que bombardear Irak?
Sí, dicen, y dan una explicación.
No voy a que es una excusa
en vez de una explicación.
Voy más allá.
¿Cómo se siente un ser humano por
dentro cuando es capaz de
decir sí y lo dice?
Repito, no hablo de injusticia,
de la impostura, de la mentira, del fraude,
ni tan siquiera del dolor,
de la muerte, no, hablo
de lo que debe quedar por dentro.
Cuando se están afeitando,
atusando el bigote,
me lo quito, me lo dejo.
Cuando están amando,
siendo felices,
sabiendo que todo es tan
simple, tan efímero,
tan sin sentido,
tan falso y falto de
consideración.
Que dijeron sí, sólo sí,
y murieron miles de personas.
Yo que sólo soy un hombre,
digo sí y mueren miles de personas.
¿Cómo me sentiría yo?
Me gustará que se viera
el hecho
como se contempla la lluvia,
una puesta de Sol,
un terremoto.
Pero, claro, sabiendo
que lo estás haciendo
tú.
Que ayer te dolió la cabeza
y se te empieza a caer el pelo.
Entonces,
cómo de poco significativo
es todo.
Y tener que seguir
viviendo
y aparentando
la importancia.
¿Cómo se siente uno, señores?

lunes, 2 de marzo de 2020

CXL

CXL

El dictador en el parque


De niño me pasaba horas,
mi madre venía y me
castigaba,
me arrancaba del parque.
Cuando me hice dictador
lo expropié
y no había día,
si no estaba de viaje,
que no descansase en él
unos minutos.
Mi madre ya no venía
y era yo quien castigaba.
No era el parque,
era el edificio de enfrente.
Repleto de ventanas,
por el día el sol se
estrellaba contra los cristales
y había en ellos
fragmentos de árboles,
nubes que se asomaban fugaces,
trozos de cielo, azul puro
y algunos eran simplemente
rutilantes brillantes.
Mi pueblo se ocultaba tras la vida,
quería tener su intimidad.
Por la noche, la oscuridad era mi poder,
yo tenía su intimidad,
la luna complice jugaba conmigo,
rendía sus cuerpos y sus formas.
El crepúsculo acababa toda brillantez,
todo se concretaba.
Eso me fascinaba,
ese momento en que los cristales
se dan la vuelta y traicionan.
De cada ventana manaba vida y maneras,
las intimidades impuestas, el pueblo expuesto.
Prohibí las cortinas, los visillos,
las persianas. Ahora me pasa
que amanece y estoy ahí,
viendo como solo el Sol me hace frente
y dispone de mi reino.
Mi madre ya no viene.
Aquí gobierno,
este es mi parlamento.
Cuando quiero mostrarme humano
y compasivo, caritativo,
generoso,
vengo a pensar de día.
Noto que no me temen, me son esquivos,
ocultos tras el Sol.
Así consigo valor.
Si, por el contrario,
quiero dar muestras de crueldad y firmeza,
vengo de noche.
Todos expuestos, como hormigas,
no se merecen más que mi sereno respeto
y mi compasión.
No pueden ir a ningún lado,
como yo,
que regreso cada día al parque.

miércoles, 5 de febrero de 2020

CXXXIX



CXXXIX


Nombrar


¿Cómo se llama?
O
¿Qué nombre tiene?
¿Para qué?
Para fijarlo, ¿No?
Para fijar algo se usa la
vista, que luego acaba en
recuerdo.
El olfato, el gusto, el tacto,
el oido, puertas, todo acaba
en recuerdo.
O en olvido, que también es
un recuerdo.
El nombre sólo sirve para
contarlo.
Te nombro, te tengo.
En un principio con el nombre
se sujeta todo.
Con el nombre se oye.
Lo oyes tú y los demás.
Pero trata a los demás como
a ti mismo y no nombres,
llévalos al lugar.
Nombrar es vender,
tener la propiedad y compartir.
Es apropiarse y etiquetar.
Por lo tanto, es limitar.
Lo cuentas y ya no es lo
mismo.
Deja que lo pasen por los
sentidos.
Sin nombres.
Y si tienes que llamarlos,
pon tu mano encima,
tócalos,
diles algo.
Nómbralos al final,
cuando ya no nos quede
más remedio.
Un ejemplo.
Un árbol. Una encina.
¿Lo tienes en la cabeza?
¿Notas la diferencia?
¿Dónde las hojas, las bellotas,
el color, el olor?
Todo se lo lleva
el nombre.

domingo, 26 de enero de 2020

CXXXVIII

CXXXVIII

Por si acaso

                                                                                                                       A Raymond Carver
                                                                                                           Por su culpa


Just in case.
Desconecto el teléfono
y espero.
Lo sabía, pero esperé.
La ciencia tiene estas cosas,
empirismo le dicen.
Lo tuve así una semana
y no sonó.
Lo sabía, pero tenía
que comprobarlo.
Ahora era un hecho.
Así que lo conecté
y continue con el trabajo
de campo, observando.
Otra semana.
Tampoco sonó.
También lo sabía
pero tenía que confirmarlo
con los datos, computarlo,
hacer estadísticas.
Las conclusiones.
Científicamente hablando
estaba solo.
No había duda.

lunes, 6 de enero de 2020

CXXXVII


CXXXVII

Vida de esa mujer


                                                                                                           A Anne Sexton


Su recuerdo más temprano,
un olor que se aleja,
después del abrazo tierno.
Lo lleva encima su padre
que es viajante.Se va.
Entrando y saliendo,
con juguetes, después vestidos,
al final de un viaje.
Y el olor que se acerca
sólo porque ella crece.
Hasta que un día,
es otro olor, de tan próximo,
más intimo, una piel,
más dentro, unas manos
que te asan y te acarician,
se va y viene también,
construyendo un reino
para ti, dice.
Se repite la puerta
que se cierra.
Dentro, fuera.
Otro día, de más años,
el olor es el mismo.
Hueles a tu padre,
madre, déjame.
En un abrazo corto anhelado,
diferente a todos,
también saliendo y entrando.
¿Está construyendo otro reino?
Fin
¿Quién de todos fue más mío?
Ha venido acompañado
de su reina,
a decir que no vendrá más,
o si,
pero de otra manera,
que necesita estar con ella,
que cuando vuelva
le traerá algo.
Tu último hombre.
Lo he visto así
toda la vida.
Y no he podido hacer
nada mejor, mujer.