XXXIV
Naturaleza
La tan mentada naturaleza.
Comer,
defecar,
dormir,
para
poder seguir,
comiendo,
defecando,
con el fin de poder
copular
y
parir.
He ahí
la tan traída y llevada
naturaleza.
Aliñada
con el Sol y la Luna,
y demás
aderezos,
puntos
rutilantes
para
tenernos entretenidos mientras,
y esa flora perezosa a su ritmo,
a su
tiempo y modo.
Un
horror.
¿Y qué
más?
¡Dios
mío, qué pavor!
¿Dios
mío?
¡Qué
horror!
No hay comentarios:
Publicar un comentario