LXXIV
Asustado
Estaba
el Sol, parece como ahíto,
en su
esplendoroso cenit alado
cuando
un ave competidora,
inútil
los adjetivos descalificadores,
el
movimiento en si abraza el intento
y
parece que quiere llegar,
que
puede ponerse a su lado,
pero ya
parece cansada
y aún
las alas no queman,
y el
corazón late loco
y
entonces empieza a sentir,
vuela.
¿Dónde
estoy?
Demasiado
lejos de casa, no puedo volver,
demasiado
lejos queda el Sol,
no
llegaré.
La
certeza de la caída corta como un cuchillo.
Asustado
cobra valor de oro.
Asustado
es eso.
LXXV
Amigos
Tengo
un amigo
con
tres huevos,
otro,
cuya sangre
está
claudicando,
y un
tercero, que dijo,
hace
tiempo ya,
adiós
a sus
riñones.
No me
hice
amigo
de piedras
y
campos,
ríos y
mares,
y ahora
lo estoy pagando.
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