XII
Miórbita
Los ríos lentos,
los mares cercados,
las montañas nunca
nevadas,
un sol inamovible,
como ya sabemos,
que a algunos costó
el fuego,
porque nosotros no
nos movemos.
Lo cual no es menos
cierto,
pues nuestro corazón
es más que nuestro sol,
es nuestro los,
los demás a su sombra
o girando en su
Miorbita.
Una luna que pasa
rauda
por encima
cada minuto.
Es decir, otro mundo.
Y el deseo de ir de
la mano,
imposible,
a pesar de las
flechas, Cupido.
Newton lo quiso
explicar y le quedó
la ley de la
gravitación universal.
Y así ahora le
llamamos amor
cuando solo es
gravedad.
Entre medias, el
viento, inquieto, fiero,
como si nunca se cansara.
¿Cómo es el viento
cuando no sopla?
¿Y dónde estará?
Ahí me quedaría yo,
en ese otro mundo, vivo,
no como ahora,
como los ríos lentos
y los mares cercados, extraño, raro, en ese mundo,
donde el viento
descansa.
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