viernes, 21 de octubre de 2016

LIV


LIV


Ser Dios

Leyendo “La bicicleta del panadero”
A Juan Carlos Mestre

Sería una de las cosas
que haría.
Estrafalaria, frívola,
pero irresistible.
Me he acordado de Borges
leyendo a Juan Carlos Mestre.
De su libro de arena.
Abres un libro del poeta
y a los pocos minutos estás enterrado
en imágenes.
Imagen a imagen,
la montaña de la poesía.
Entonces, si pudiera,
pondría a Juan Carlos Mestre
a vivir la vida de Celán, tanto dolor, lo siento,
o la de Dickinson, tanta soledad, que sintió.
A ver qué salía,
qué deparaba el cóctel.
¿Pararía la impetuosa corriente del poeta
español
las tropas nazis?
¿Al arrojarse al Sena, Paul, de poeta críptico
a poeta inacabable flotaría
en medio de los poemas
que le irían surgiendo?
¿Qué no diría Mestre si viviendo
lo que ha vivido, ha dicho
lo que ha dicho, si viviera
la vida de Emily?
¿Saldrían versos como humo
de la chimenea de Amherst?
Después haría más cosas,
no sé,
hacer que la paz reinase siempre,
que jamás hubiese hambre y amor,
sólo pan y deseo,
pero lo de meter el alma de Mestre
en el cuerpo de Celan o Dickinson,
eso,
impepináblemente lo haría.
Los dioses somos así.


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