CXIV
Los prototipos
Era una mañana
deliciosa.
Salí con mi hijo a
pasear,
le estuve diciendo
que lo mejor es que
las cosas costasen,
así luego el placer
era mayor.
Le puse el ejemplo de
los animales,
los irracionales, no nosotros.
No se andan con
zarandajas,
todo les cuesta,
por eso cuando se
lanzan,
lo hacen con
fruición,
sobre lo que sea.
Viven, simplemente,
hijo.
Aquel mismo día, de
tarde,
por las teles
salió nuestro
presidente,
negando ser un
corrupto
y un mentiroso,
cuando todas las
pruebas lo condenaban.
¿Con algo así cómo se
puede luchar?
De mañana, recién levantados,
cuando la escarcha
hace de papel
en los cristales,
mi hija dibuja
mariposas que sólo yo veo.
Así que cuando damos
un paseo,
le hablo de la
necesidad de ser como se es,
de no hacer daño,
no al menos
conscientemente,
no a menos que sea en
defensa propia.
Le muestro las
bellotas,
tan perfectas, en el suelo,
como una eyaculación,
y le digo
la encina hace el
amor
con la Tierra
y deja caer gotas de
bellota.
Por la noche en la
televisión,
dan la noticia de que
uno que es obispo
ha estado amargando
la vida para
siempre
de no sé cuántos
niños,
una animalada de
número.
¿Con tipos así cómo se
puede hacer algo?
He ido al vecino
con la intención de
juntos
ver de convencer
a la comunidad
de no tirar papeles
en los lugares
comunes,
no por nada,
porque es una
marranada
y hay que dar
ejemplo.
Pero no sé cómo
estamos hablando de
un general
que tiene amantes,
borracho
y que está dispuesto
a declarar la guerra.
¿A quién?
No se sabe.
Sólo declarar la
guerra.
Se ve que es muy
infeliz.
Total, que esta
mañana,
al salir,
me he resbalado
al pisar un papel
sucio de grasa
y el general no
estaba.
¿Cómo ha llegado ahí
ese tipo?
Lo que más temo,
es que a ellos, mis
hijos,
mis vecinos, yo
también,
nos vaya la vida
de esa manera que
llamamos
“exitosa”
y consigamos ser unos
grandes tipos.
Así, de esa manera,
¿Cómo se puede hacer
algo?
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