III
La leyenda de los hombres
¿Dónde están ahora?
Eran exigentes, imprevisibles,
bárbaros.
Empezaron condoliéndose por su
destino,
inventando mil y una historias.
En todas, de una u otra manera,
ellos eran algo especial.
Fueron ocupándolo todo,
apareciendo en los lugares más
recónditos,
quitando de aquí, poniendo allí.
A veces tenían fiestas y
a veces celebraban guerras.
Se volvían locos y todo lo
destruían.
En ningún lugar presentaban sus
respetos.
Todos huíamos,
¿lo recordáis?
Sólo, ahora, el perro está triste.
El cerdo, el gato, la gallina y
el conejo
no saben qué hacer. La vaca,
pasta.
La oveja no se pregunta quién, a
partir de ahora,
la librará de la lana y los
corderos.
Y algunos pajarillos vuelven una
y otra vez
a las mismas ventanas.
Pero sólo el perro está triste.
Esta primavera no se ha oído los
golpes de siempre
y todo crece libre y verde, como
antes.
Los restos de los bosques
inundan las playas, se quedan,
se pudren y volverán a ser
bosque
en forma de agua y polvo.
Incluso se ve al planeta girar más
ligero.
¿Habrá más primaveras como ésta?
¿Volverán?
¿Dónde están ahora?
Sólo los perros están tristes.
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