XXVII
El alambre azul
El alambre azul de
furtivas formas
amenazaba
con romper
la imposibilidad de
la cuadratura del corazón,
bamboleante en un
baile zumbón
se aproximaba
arrebatador.
Sin carnes
pero de veloces
artimañas
hacía curvas donde
otros aguas
bocetando
los objetos de deseo
sexual
como si existieran.
Al hombre, el alambre
le hacía guiños de burla
que sospechaba
garabatos de muerte.
Alarma,
daba el vigilante,
alarma.
Pero la daba, además,
atropellado por un
azul,
un azul de luna
mañanera.
Y claro, nadie le
creyó.
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