domingo, 9 de junio de 2019

CXXVII



CXXVII

¿Qué me quieren?

¿Qué me quieren los que me han traído?
No sólo dos, no todos, todo.
Ando, no nado ni vuelo.
Como todos, sí. Como ninguno, sí. Pero yo.
Un cuchillo que saja mi carne,
que no es mía, pero que necesito,
dibuja el rincón de mi acontecer,
hace visible mi sitio, mi sutil
coraza que se derrama desde los ojos
a los barrancos de los demás, ajenos, tan parecidos.
¿Andan otros esperando por las esquinas
lluvias torrenciales que mudamente quedan
mirando, después, los fragmentarios reflejos
en los pequeños charcos de tanta existencia
cual barco en una tempestad?
Sus ojos y los míos, farallones del vivir,
se encaraman a lo alto de los precipicios,
para ser compañeros en la misma garganta
y derramarse,
cuando ya no puedan más,
de tanta implacable impotencia,
de la vacía nada que flota,
sobre los débiles hilos de agua
que alguna crecida traerá.
¿Y después?
Después miraran que nos miran,
detectando entre tanta mirada vacua
alguna minúscula chispa,
chispa que nosotros oímos vibrar,
para con los ecos que deja
esperar la terrible visita.
Y fin.

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