CXXVIII
Todos estatuas de sal
Me intriga esa
imagen,
de la mujer
convertida
en estatua de sal
por mirar hacia
atrás,
esos refugiados
obligados
a dirigirse al
infierno,
que quedan
convertidos
en harapos,
condenados
por no querer irse,
esos emigrantes que
regresan
arrastrados por las
nostalgias
del pasado, impelidos
desde paraísos ajenos
al pozo del que son
brocal,
andrajos, ese adulto
que hace
una melena al viento
de los recuerdos que
no mira
porque son sus ojos,
y sobre todo me intrigan
esos que se quedan
y amenazan
con convertirnos en
sal,
amenaza que bien vale
una certeza,
pues no en vano
ellos al quedarse
ya son sal.
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