CXXXII
Brasa
(Elogio
de la palabra)
sufrir para labrar
el sitio de la brasa
Ida Vitale
Allí
donde hubo un fuego voraz,
todo
fuego
es un
escorpión sediento
que
pica en medio del rio,
está en
su naturaleza,
para
hundirse y agostarse, queda una brasa.
Te
abrasa un fuego
y no
supiste ver la llama
que te
abrazaba cálida y etérea,
quemándote
en su recuerdo.
No hay
manera de dosificarla,
viene
del fondo del misterio
y se va
aniquilando quemando.
Sólo se
trata de soportarla,
sin
posible graduación.
Aún hay
más,
que
tiene que saltar a otros mundos
la
brasa y ser esa voz
que te
admoniza, advierte,
voz de
mil voces,
que
conforma la llama del consejo,
aliento
de mil seres,
que te
amaron o no, te vieron
y
quisieron, como fuego que eran,
darte
la brasa.
La
brasa llegó a la luna
en el
cohete del lenguaje.
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