domingo, 13 de septiembre de 2020

CLXIV

 

CXLIV


Placebo

Tú y yo no somos aquí importantes.
Ellos no obedecen.
No pueden detenerse.
Lo que hacían era la danza de la muerte

Anne Sexton


Mi padre,
cuando me doctoré,
me regaló un par de zapatos viejos,
que digo viejos,
no eran ya ni zapatos,
la punta enhiesta en
un último estertor,
los talones agotados,
los cordones deshilachados
y el color adulterado
por la desidia, el uso
y los impuesto del tiempo.
Me dijo
-Viene de lejos,
alguien empezó y después
tatarabuelos, bisabuelos, abuelos,
padres e hijos, todos cómplices.
Me miró,
-Así que…
-Me has comprado zapatos
desde siempre,
tengo el armario lleno
de ellos,
y puedo comprarme más.
¿Qué quieres que haga
con este par?
Trabaja, sé honesto,
ten hijos, date una vida
y para felicitarles por algo
bueno,
que merezca la pena,
entrégaselos.
No hay otra forma de deshacerse de ellos.
No puedo decirte más,
no tengo más explicación.
Me los dieron,
te los doy.
Punto.

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